José Luis Rey
Vicepresidente de Cesfac

 

Dada la actual situación en cuanto al mercado de materias primas, ¿considera importante que el sector se reúna en este congreso internacional para abordar juntos los retos de futuro?

Sin duda, juntos sumamos mucho más que por separado. Este congreso sirve para sacar conclusiones y aprender sobre lo que expongan los diferentes ponentes, que tratarán temas de especial importancia y relevancia para nuestro sector. Se contestarán preguntas sobre cuestiones que están en boca de todo el mundo, como la sostenibilidad, el medio ambiente, la reducción de gases de efecto invernadero en nutrición animal, la innovación, el bienestar animal, la huella de carbono… Todo esto, lógicamente, estará en el congreso, compartiendo protagonismo con la agenda 2030, de vital importancia para analizar y sacar conclusiones de valor para la industria. Este congreso, además, tiene especial importancia porque nos veremos físicamente después de casi tres años, tras el último congreso en 2019.

 

“En Europa somos líderes en sostenibilidad y medidas ambientales, pero el resto del mundo tiene que acompañarnos”

 

Usted modera el Bloque 4 centrado en las consecuencias económicas y el futuro de los recursos a nivel mundial, ¿qué previsiones manejan de cara a 2023?

El inicio del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia ha supuesto un antes y un después en la industria. Las consecuencias están siendo devastadoras, con un incremento de los costes de las materias primas, en algunos casos con subidas del 100%. También tenemos costes energéticos que nunca habíamos visto antes, con la inflación desencadenada. Estas consecuencias, unidas al parón del transporte en marzo durante 15 días, han sido devastadoras para el sector y para el país en general. De cara a 2023, tenemos dos escenarios posibles. El primero, que es el que todo el mundo desea, es que el conflicto bélico finalice y vuelva la ansiada normalidad, donde tengan protagonismo las situaciones lógicas de un sector, con sus idas y venidas, pero que no estén influenciadas por cuestiones externas. Si la guerra finaliza, sentiríamos un gran alivio, ya que el precio de las materias primas debería ceder fuertemente, repercutiendo directamente en el precio de los alimentos. Esto proporcionaría al consumidor la posibilidad de acceder al producto sin las dificultades que está viviendo ahora. Por otra parte, si el conflicto bélico se prolonga, seguiremos igual o peor. La energía, alimentos, inflación… todos estos factores podrían hacer mucho más daño del que están haciendo ahora, gracias a las ayudas de los gobiernos. Sin embargo, la tendencia es que estas ayudas se acaben agotando. A nivel sectorial, el año que viene la producción del pienso compuesto no pinta demasiado bien.

 

¿Cree que el sector español debe adaptar su modelo de aprovisionamiento de materias primas para hacer frente a la dependencia exterior?

Lo cierto es que España no tiene relevancia alguna en la producción de materias primas. Producimos algo para consumo interno, pero apenas tiene importancia. Necesitamos importar aproximadamente un 50% del cereal que consumimos en España y el 100% de la soja, casi todo desde terceros países. El cereal y la soja representan un 70% del pienso que se fabrica en España. Lo que nos debemos plantear es ir hacia unas producciones mayoritarias de materias primas procedentes de la Unión Europea, y creo que es algo factible, a excepción de la soja. En el caso del cereal, sí que somos autosuficientes en la UE, y tenemos superávit. En el caso de la proteína vegetal, es decir, la soja, debemos buscar alternativas, como incrementar la producción de guisantes, colza y girasol, volver a consumir proteína de origen animal y la proteína a través de los insectos, que llegará más pronto que tarde a nuestro sector. Todo esto ayudará a reducir las importaciones de soja alrededor de un 50%, y esto supondría un gran alivio y una gran trascendencia en la emisión de gases de efecto invernadero, paliando todas las carencias que tenemos en proteína vegetal.

 

“Las consecuencias de la guerra están siendo devastadoras, con un incremento de los costes de las materias primas, en algunos casos con subidas del 100%”

 

¿Qué retos a medio y largo plazo debe afrontar la alimentación animal española y europea?

Los retos que nos marcamos son de gran trascendencia, ya desde hace unos años, fuera de lo que nos marque la guerra de Ucrania. Los recursos deben ir unidos hacia una producción sostenible y debemos reconocer el impacto sobre el medio ambiente ocasionado por la industria mundial. Quizás debemos plantearnos un cambio de modelo en la producción actual. Y hablo a nivel mundial, porque en Europa somos líderes en sostenibilidad y medidas ambientales, pero lógicamente, el resto del mundo tiene que acompañarnos. Si no, esto no se soluciona. Hay que adaptarse a las exigencias que nos vienen dando desde las diferentes administraciones, tanto locales como europeas y de otros ámbitos.

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